Las relaciones líquidas: el panorama tras el divorcio

Por Elena Mayor Lozano, CEO en EmotionHR y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Felicidad de Personas y Organizaciones, Conciencia y Compasión.

Muchas de nosotras estamos divorciadas o separadas en este momento de nuestras vidas. Es una realidad abrumadora. Según estadísticas del Consejo General del Poder Judicial de Marzo de 2018, España se sitúa en el 5º lugar del ranking de divorcios de la Unión Europea, con 60 matrimonios en 2017 que se separan de cada 100 bodas. Quién sabe si ese dato ha seguido en aumento. Probablemente ha sido así. El fenómeno merece una reflexión porque, sin excepción, se trata de un capítulo estresante en nuestras vidas, que supone como mínimo malestar y, en muchas ocasiones, sufrimiento para quien lo vive.

Los divorcios suponen en ocasiones experiencias negativas y, en otras, verdaderos dramas, dependiendo de la personalidad de cada uno y de la situación que provocó el divorcio o separación. Sin embargo, la parte más negativa puede esperar a los divorciados con posterioridad, en el inicio de la nueva vida en soledad.

«Según estadísticas del Consejo General del Poder Judicial de Marzo de 2018, España se sitúa en el 5º lugar del ranking de divorcios de la Unión Europea, con 60 matrimonios en 2017 que se separan de cada 100 bodas».

En su momento, viví personalmente un proceso de divorcio y me asaltó el reto de ser capaz de vivir en soledad, es decir, sin pareja, enfrentándome y adaptándome a las nuevas reglas de la vida. Esas reglas habían quedado obsoletas después de un tiempo largo dentro de un matrimonio consolidado y sencillamente era difícil entender la realidad en la que ahora me movía.

Por casualidad me topé con el filósofo polaco Zygmunt Bauman y su concepto de la “modernidad líquida” con la que conseguí ponerle nombre a esta nueva realidad en la que vivía. Una realidad en la que el mundo ha perdido su antigua solidez y ahora es líquido, maleable y adaptable, en constante cambio. Y comprendí que así son también las relaciones: son relaciones líquidas.

Quiero compartir contigo la esencia de la idea de Bauman, porque me parece fundamental en esto de superar la soledad tras un divorcio.

Zygmunt Bauman y su concepto de la “modernidad líquida”: una realidad en la que el mundo ha perdido su antigua solidez y ahora es líquido, maleable y adaptable, en constante cambio. Así son también las relaciones: son relaciones líquidas.

La realidad sólida es la que existía hasta finales del siglo XX, dónde la vida era predecible y los cambios eran lentos. En el siglo XX sabíamos qué venía después en nuestras vidas. Después de nuestros estudios, en España comprábamos una casa y nos comprometíamos a una hipoteca de por vida con nuestra pareja, nos casábamos con el novio de toda la vida o el último más estable y lo hacíamos para siempre. Todo era sólido, estático y predecible. Bauman lo llama REALIDAD SÓLIDA, asemejándola con un objeto sólido, que no cambia, que no es maleable ni adaptable al recipiente en el que lo introduzcas. Cualquier objeto sirve de ejemplo, una manzana dentro de una cesta mantiene su forma, sin adaptarse a la forma de la cesta.

Con la llegada del nuevo siglo, la realidad se hizo líquida. La REALIDAD LÍQUIDA, en la que vivimos actualmente, está llena de incertidumbres, cambios continuos y adaptaciones al momento, como hacen los líquidos que adaptan su forma al recipiente en el que están. Las personas vivimos en una realidad constantemente cambiante en un mundo líquido.

Adaptarnos a esta realidad en las relaciones de pareja, especialmente si hemos crecido en la antigua realidad sólida, es una necesidad y un reto en este momento de divorcios y separaciones masivas. Afirmo que vivimos en soledad porque nos es difícil encontrar una pareja y lo es porque muchos de los que nos hemos divorciado en estos años, hemos sido formados en la realidad sólida y usamos esta mentalidad para encontrar pareja en una realidad que es líquida: no encontramos pareja porque la buscamos con estrategias sólidas en un mundo líquido.

«Afirmo que vivimos en soledad porque nos es difícil encontrar una pareja y lo es porque muchos de los que nos hemos divorciado en estos años, hemos sido formados en la realidad sólida y usamos esta mentalidad para encontrar pareja en una realidad que es líquida: no encontramos pareja porque la buscamos con estrategias sólidas en un mundo líquido».

¿Qué significa esto? Que le exigimos a la vida encontrar una pareja estable en un mundo en el que nada lo es, que desaprobamos las conductas de nuestras parejas del momento cuando deciden cerrar el capítulo con nosotros y les tachamos de poco comprometid@s, sin entender que quizá ellos están más adaptados que nosotr@s a la nueva forma de vivir.

¿Esto significa que no toca disfrutar de una pareja estable en el futuro? No quiero decir eso. Quiero decir que no podemos exigirle a nadie que nos prometa amor para siempre, que ese alguien no está obligado a estar a nuestro lado y que el reto es que lo decida todos los días: el reto es que decida quedarse con nosotros en un mundo en el que puede decidir hacer en cada momento exactamente lo que quiera.

No estamos solos por no ser interesantes o atractivos, lo estamos porque no sabemos cómo emparejarnos en el siglo XXI. Uno de mis retos personales es empoderar a las personas desparejadas en esta nueva realidad.

«No estamos solos por no ser interesantes o atractivos, lo estamos porque no sabemos cómo emparejarnos en el siglo XXI. Uno de mis retos personales es empoderar a las personas desparejadas en esta nueva realidad».

Hace un par de años publiqué un ebook -en venta en amazon (¿Por qué no encuentro el amor tras el divorcio?)- con mis reflexiones sobre lo que sienten las personas que no tienen pareja, desde el momento en que la pierden hasta que consiguen de nuevo el equilibrio. Mi argumento es que casi siempre conseguimos la tan ansiada “pareja ideal” cuando logramos encontrar ese equilibrio que, entre otras muchas cosas, requiere la adaptación a la liquidez.

Mi experiencia personal después de conocer y tratar a muchas personas desparejadas es que la pareja ideal surge cuando has sanado y comprendido. Cuando te has adaptado a la vida y dejas de mover tus relaciones amorosas como lo hacías cuando tenías 20 años y el mundo era sólido.

Sostengo y puedo casi demostrar, que la persona que buscas surge cuando por fin reconoces que estabas equivocada y comienzas a hacer cambios conscientes.

Encontrar a ese alguien ideal para ti es aparentemente mágico, pero en realidad es sólo la consecuencia lógica de un trabajo de fondo, un trabajo personal que, tenga o no como objetivo emparejarse, es algo que deberíamos todos acometer en algún momento de nuestras vidas para encontrar nuestro mejor yo, el que nos hace sentirnos orgullosos de ser como somos.

«Mi experiencia personal después de conocer y tratar a muchas personas desparejadas es que la pareja ideal surge cuando has sanado y comprendido. Cuando te has adaptado a la vida y dejas de mover tus relaciones amorosas como lo hacías cuando tenías 20 años y el mundo era sólido».

En el ebook hablo de cuatro etapas por las que pasamos tras una ruptura.

Inicialmente vivimos el inevitable duelo, porque al fin y al cabo, en una relación duradera se produce un gran vacío con la perdida de quien nos acompañó durante años, enterrar su recuerdo es como enterrar a la persona, es un duelo.

Pero inmediatamente después -aplicable a muchos casos- llega una fase de euforia, es el efecto péndulo: cuando salimos de la profunda tristeza, nos sentimos con fuerzas renovadas y miramos el mundo con esperanza, nos sentimos preparados para encontrar pareja de nuevo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no lo estamos. Y cuando comprobamos que con el paso del tiempo no avanzamos hacia el objetivo -encontrar pareja- comenzamos a sentir una enorme ansiedad.

Desde mi punto de vista, el punto de inicio siempre debe ser desde la consciencia de lo que me ocurrió, de quién soy ahora y de cómo adaptarme a lo que en este momento hay. Creo que el reto es empoderar a la persona para que sea ella quien encuentre sus soluciones.

Yo creo que no se trata de superar la ansiedad y volver a la búsqueda de pareja con energías renovadas, se trata de afrontar un profundo cambio, una renovación completa: se trata de convertirnos en alguien con el valor personal que destila una sólida autoestima, encontrar nuestro CENTRO, para que cuando esta persona especial nos conozca, quiera quedarse con nosotros. Y este reto es el que acometemos en una tercera fase, a la que muchas personas no consiguen llegar. Subirse a este tren es la respuesta, no lo dudéis.

Tras la euforia aparece un tiempo de reflexión personal, de ir hacia adentro. Esta es la oportunidad para conocernos y mejorarnos con plena consciencia. Esta es la fase en la que nos conocemos, nos aceptamos, mejoramos y encontramos nuestro mejor yo.

Finalmente caeremos en la cuenta de que no se trata de buscar pareja, al contrario de lo que siempre hacemos -lo reconozcamos o no-, se trata de convertirse en ese alguien que elige el tipo de persona que buscamos. Se trata de trabajar sobre nosotros para que la persona apropiada aparezca en nuestra realidad y decida quedarse con nosotros. Y si no aparece… -y eso francamente lo dudo mucho- habremos conseguido aprobarnos y sentirnos bien dentro de nuestra piel.

«Tras la euforia aparece un tiempo de reflexión personal, de ir hacia adentro. Esta es la oportunidad para conocernos y mejorarnos con plena consciencia. Esta es la fase en la que nos conocemos, nos aceptamos, mejoramos y encontramos nuestro mejor yo«.

¿Imaginas lo que sería encontrar a esa persona ideal y que ella no decida quedarse con nosotros? En lugar de lamentarnos porque estamos solos, aprovechemos para trabajarnos personalmente. Es hora de dejar de lado los profundos sentimientos de baja autoestima que surgen cuando no podemos perdonar el pasado, cuando no encontramos pareja y lo achacamos a nuestra supuesta falta de poder personal, es hora de despojarnos de nuestros lastres personales y de adaptarnos al mundo líquido.

Si quieres profundizar en este tema, te invito a participar en las charlas que organizo en grupo una vez al mes, totalmente gratuitas. También acompaño de manera personalizada a las personas que están interesadas en encontrar su centro para volver a emparejarse, o simplemente para recuperar su poder personal.

Puedes contactarme en emayor@emotionhr.com o en emayorlozano@gmail.com

¡Te espero!

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